El Gobierno usa a la Policía (e Industria) contra la oposición

España está en la final del Mundial. Me alegro de ello y espero que el lunes podamos todos cantar las excelencias de nuestra selección. Pero el sentirse orgulloso de pertenecer a una gran nación no nos impide ver la vergüenza y el asco al que un tipo como Zapatero está llevando a nuestro país.

Dejemos para otro post el ridículo de nuestro presidente (sí, es nuestro presidente por nuestros pecados) en el Parlamento Europeo tras la lamentable presidencia de la Unión. Fue simplemente bochornoso y más cuando uno veía la cara de Zapatero que sonreía (¿de qué narices se ríe este tío?) ante las palabras de los parlamentarios que nos comparaban con Zimbabwe, que hacían chanzas con el Mundial de fútbol, con las expectativas de Torres no confirmadas... en fin, simplemente patético que nuestra imagen se vea tan deteriorada.

Y si esto es grave, más lo es que está pasando con las libertades en España. Ya hace un año dijimos que esto era cada vez más Espazuela, una mezcla entre España y Venezuela. En Venezuela, Chavez utiliza a la policía para amedrentar a los medios y a los políticos que no le son afines. Así se producen registros sin mandato judicial, se realizan detenciones que son secuestros. Decía Churchill que la democracia era ese sistema donde si a las seis de la mañana suena el timbre, es el lechero. En Venezuela, puede ser la policía política o la banda de la porra chavista. En España, la policía de Rubalcaba. Esto es lo que le ha pasado a José Joaquín Ripoll que es el presidente de la Diputación de Alicante. A las ocho de la mañana, un montón de policías se presentan en su casa, registran su hogar y se lo llevan detenido a comisaría. Después de más de doce horas, de haber abierto todos los telediarios como el tío más corrupto de la historia de Alicante, se le interroga durante 10 minutos y se le suelta. Uno esperaba que al menos hubiera un mandato judicial que justificara la acción. Nada de eso. El Tribunal Superior de Justicia de Valencia ha emitido una nota en la que ya deja claro que no se había emitido desde ningún órgano jurisdiccional ninguna orden de detención contra el señor Ripoll. Estamos por tanto ante un secuestro de un ciudadano por parte de la policía. No es más que eso. ¿Debería dimitir el ministro o al menos pedirlo la oposición? Parece obligado...

Y esto por lo que hace referencia a la oposición, pero nuestro totalitario gobierno también amedrenta a los medios de comunicación. En este caso, el que sufre los ataques es Intereconomía. ¿La razón? Pues tener la osadía de hacer un video contra esa horterada y monumento al mal gusto que es el Día del Orgullo Gay. Resumo más o menos el contenido del video de marras: salen imágenes de la cabalgata del Orgullo Gay, con sus trajes insultantes para los católicos (creces con penes y curas en tanga... cosas así), tras las imágenes, un cartel nos dice '¿Quiere usted que esta gente eduque a sus hijos?' Siguen las imágenes y un letrero más grande afirma: ¿Orgullosos? ¿De qué? Pues nada, al parecer ese video ofende la sensibilidad tan fina de nuestros gays y lesbianas de izquierda radical (los COGAM y FEGLT) que han logrado del Ministerio de Industria (¿qué coño pinta aquí Industria?) que dirige un colega de los suyos, Miguel Sebastian, multe con 100.000 euros a Intereconomía. Y a los de la FEGLT y COGAM les ha parecido poco, quieren que la cierren y si no se puede por ley, pues que se cambie la ley, para que vamos a andar con zarandajas. Algunos llevamos años diciendo que de lo más peligroso que está produciendo esta sociedad es el colectivo rosi-nazi del lobby gay (que no tienen nada que ver con los gays y lesbianas que lo que menos quieren es que se les identifique. ¿Alguien pregunta a un compañero de trabajo 'oye, ¿tú te lo montas con tíos o con tías? Pues eso) que pretende no sólo que toleremos y respetemos a los gays (faltaría más), sino es que tenemos que decir que nos parece todo muy bien...Pues que se ande con tiempo Julio Ariza, no sea que una mañana llamen a la puerta... y no sea el lechero, sino unos tipos disfrazados de policía con tanga de cuero.